Según el diario El Mundo, casi el 5% de los españoles recibe tratamiento psicológico.
El psicólogo es un profesional.
El paciente que va a esta primera cita debe saber que el psicólogo es un profesional cualificado y con experiencia. Es un especialista que va allanarle todos los obstáculos que le impidan expresar sus sentimientos.
El psicólogo tratará de crear un ambiente agradable, de cercanía donde el paciente esté relajado. El psicólogo nunca va a juzgar al paciente. No le va a señalar con un dedo acusador. Más bien al contrario, tratará de rebajar el miedo o el temor del paciente a expresar sus sentimientos.
La confianza es una de las piedras angulares de la terapia. El psicólogo va a tratar, en todo momento, que el paciente se sienta comprendido. El que inicia una terapia debe saber que su sufrimiento no es ajeno al terapeuta.
Cuando el individuo expresa sus miedos o temores y ve que no es juzgado, que lo que le parecía una montaña no es más que un grano de arena, cuando puede liberar el dolor y sus más profundas emociones, y se siente comprendido y confortado, entonces empieza a crearse un fuerte vínculo entre el paciente y el psicoterapeuta.
El miedo a ir al psicólogo.
Tener miedo, vergüenza o ansiedad ante esa primera consulta es lógico y normal. Pese a ello, el paciente debe confiar en el psicólogo como profesional que es, para que le vaya ayudando a perder el miedo, a ganar confianza.
El paciente sólo debe aportar a esa primera consulta el convencimiento de que necesita que le ayuden. Debe estar convencido de que un psicólogo puede ayudarle a resolver sus problemas emocionales.
Cuando alguien va al psicólogo obligado por los que le rodean, la terapia no servirá de nada. Si está convencido, solamente tiene que ir a esa primera entrevista con el deseo de superar sus problemas. Si tiene miedo o vergüenza puede expresarlo con total libertad.
Muchos de los pacientes, al preguntarles cómo se sienten al ir a la primera cita, dicen que están aterrorizados. Tenían ganas de dar media vuelta antes de llamar al timbre de la puerta.
Expresar tu temor, vergüenza o ansiedad es una forma muy saludable de iniciar una terapia. Verbalizar esos sentimientos demuestra un alto grado de confianza en el terapeuta.
Piensa que todos los pacientes han pasado antes por esa u otra situación parecida. Esa es la primera piedra que aparece en el camino, pero no es misión tuya eliminarla. Tú solamente debes ir con el deseo de mejorar. Todo lo demás corre por cuenta del psicólogo.